Por años hemos escuchado que el mundo tiene cada vez más bocas que alimentar y tierras menos fértiles para hacerlo.
Hace 60 años quisimos hacer frente a esta amenaza con la “Revolución Verde”. La estrategia consistía en el incremento sostenido en la aplicación de fertilizantes orgánicos e inorgánicos, inversiones masivas en infraestructura de irrigación y fertirriego, monocultivos y la reducción del tiempo entre la siembra y la madurez del cultivo. Con esto se logró obtener de dos a tres cosechas en un año agrícola y por lo tanto detonar la productividad…pero este incremento productivo tiene su costo: la afectación de la biodiversidad y daño en la capacidad de reciclaje de agua y nutrientes generando pobreza nutrimental.
¿Por qué?
Estamos alterando el ciclo de nutrientes y los procesos que hacen que las plantas produzcan comida. Estamos extrayendo nutrientes del suelo pero no los estamos reponiendo en la forma correcta. La aplicación excesiva de fertilizantes está acidificando y/o salinizando el suelo y eliminado los organismos que fertilizan los suelos como los fijadores de nitrógeno y los solubilizadores de fósforo, además de contribuir a la contaminación de aguas superficiales y subterráneas… todo esto amenazando la capacidad de la tierra para alimentarnos.
¿Cómo revertir entonces este proceso? Diversos grupos e instituciones incluyendo la FAO, trabajan en lo que se conoce como: Manejo Integrado de Nutrientes o Sistemas Integrados de Nutrición de Plantas (SINP)
¿Qué se busca?
Aumentar la fertilidad del suelo a través de un uso balanceado de los fertilizantes minerales combinados con fuentes orgánicas y biológicas de los nutrientes de las plantas;
Incrementar la reserva de los nutrientes de las plantas en el suelo, así como la biodiversidad de microorganismos;
Mejorar la eficiencia de los nutrientes del suelo, limitando de esta manera las pérdidas hacia el medio ambiente y por tanto su contaminación
Restaurar los servicios ecológicos del suelo fértil como infiltración de agua, la capacidad de retención de agua y la disminución de las condiciones restrictivas como la acidez y compactación del suelo.
Este manejo incluye muchas vertientes, desde la alta sofisticación en sistemas de sensores, teledetección, caracterización del microbioma de cada región, y el uso de satélites y drones hasta la simple adecuación de sistemas de manejo para incluir prácticas como el barbecho, la utilización de compostas verdes o la combinación de fertilizantes inorgánicos con microorganismos.
Microorganismos en el Manejo Integral de Nutrientes
Un suministro inadecuado de nutrientes en el suelo (ya sea insuficiente o excesivo) deteriora el capital natural del agricultor, disminuye la fertilidad natural del suelo, crea daños ambientales, podría quemar las raíces y es dinero echado a la basura pues no se traduce en productividad.
¿Cómo lograr el equilibrio y potenciar los efectos de los nutrientes sin gastar una fortuna?
Reponer los agentes de transformación (hongos y bacterias) puede ayudar a movilizar los nutrientes, almacenarlos en formas biológicamente útiles y transferirlos a las plantas de forma continua y eficiente sin quemarlas. Así, acompañar los tratamientos químicos con aplicación de insumos biológicos puede potenciar su efecto, evitar situaciones como el acame y disminuir el volumen necesario abatiendo así los costos de manejo.
Los efectos en productividad se han visto reflejados en aumentos entre un 15% a un 35% de rendimiento en gramíneas. En cuanto a uso de agroquímicos se ha podido reducir hasta un 50% la aplicación de fertilizantes nitrogenados, y esto tiene también su contraparte en hortalizas. ¿Ya lo haces? ¡comparte tus experiencias! ¿quieres probar? es más fácil y barato de lo que piensas. Nosotros te ayudamos.
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