Experiencias de un biólogo en el reino de los agrónomos.
El riego es la manera en la que garantizamos que nuestras plantas tengan el agua suficiente para desarrollarse, y en muchos casos, la nutrición. Hay muchos cultivos que se han hecho posibles en México por la implementación de esquemas de riego.
Regar es aportar la cantidad necesaria de agua al suelo o sustrato para compensar aquella que se ha perdido por evaporación o que se ha utilizado en la transpiración del cultivo. Idealmente, manteniendo siempre una parte de agua y una de aire para que las raíces puedan beber, y también respirar.
Pero cualquiera que se haya visto atrapado bajo el agua unos minutos sabe que el agua también puede hacernos daño. Cuando se aporta agua en exceso, esta acaba desplazando el aire por pura gravedad, sacando la porción gaseosa del suelo, generando anoxia, que es la condición de falta de oxígeno en el suelo que las raíces puedan aprovechar. Es cierto que el oxígeno disuelto en el agua puede ser aprovechado por las plantas (de ahí que medimos este factor en la solución nutritiva), pero se acaba rápido.
En mi trabajo, tengo la oportunidad de ver muchos cultivos en condiciones diferentes, y hay una condición que cada vez veo más: raíces absorbentes ubicadas en los primeros centímetros, y raíces necróticas en profundidades mayores. Casi siempre, escucho que se pone la culpa en los hongos, esos seres incomprendidos a los que les echamos la culpa de todo. Sin embargo, los hongos patógenos matarían igual a las raíces profundas que a las someras. Las raíces que están en la superficie es casi como si tuvieran que salir a tomar aire. ¿Casi? No. Efectivamente están buscando la superficie, como un pez que sale a boquear cuando el estanque está falto de oxígeno.
El agua es el elemento más importante para la vida. Tanto, que cuando los programas de la NASA buscan planetas habitables no buscan compuestos carbonados, no buscan aminoácidos ni ADN: buscan agua líquida. Pero en el cultivo de plantas terrestres, tenemos también que entender su debida proporción.
Cuando es utilizada de manera adecuada, el agua es el tejido conductor que permite a las plantas y a los microorganismos comunicarse, entenderse y, en ocasiones, unirse de por vida. Pero cuando el oxígeno aéreo escasea, organismos como hongos y varias bacterias dejan de tener condiciones para desarrollarse.
Tener un riego controlado ayuda a tener un suelo más rico en microorganismos, y una planta más sana. ¿Estás haciendo algo para saber si tu riego es adecuado? Cuéntanos en los comentarios.
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